“¿Es el fin de las ciudades?” es una pregunta que muchos expertos se están haciendo frente a la expansión del nuevo coronavirus COVID-19, que ya ha sido declarada posible enfermedad endémica por la OMS.
Ante la expectativa de una nueva normalidad junto con el COVID-19, expertos en todos los campos han lanzado predicciones, y en el sector inmobiliario, todo apunta a que las aglomeraciones de personas y las ganas de vivir cerca de todos tienen sus días contados.
Para no hacerte más largo este asunto, no es el fin de las ciudades; sin embargo, el valor de vivir afuera de ellas va a incrementar muchísimo en el corto y mediano plazo por varias razones:
La privacidad
Cuando vives en las afueras de una ciudad adquieres un derecho que el habitante citadino no tiene: tienes espacio verdaderamente propio.
El tránsito suele ser poco, el ruido es una cosa lejana y puedes disfrutar de una paz y una tranquilidad que usualmente solo relacionamos con las vacaciones.
El valor de la privacidad es muchísimo, y a las afueras de la ciudad es muy sencillo disfrutarla.
La certeza de seguridad sanitaria existe al vivir a las afueras de la ciudad
Una de las principales razones por las cuales podríamos ver un boom en la adquisición de tierra fuera de las zonas metropolitanas es justamente que es más fácil alejarse de los demás.
Las ciudades cumplen con acortar distancias y acercan a todos a los servicios, comercios y centros de recreación básicos para vivir, pero a la hora de guardar cuarentena, vivir en la ciudad puede volverse difícil.
Hay que pensar a futuro. Después de esta pandemia, lo más probable es que nuestro sentido de distancia cambie, y mediremos diferente el tiempo que toma llegar de un lugar a otro porque la distancia se volverá una inversión en seguridad sanitaria.
Hay oportunidades de crecimiento a futuro
Esto depende mucho de en dónde compres. En Mérida, por ejemplo, la ciudad está creciendo hacia Progreso por varias razones:
- El rumbo conecta con la costa yucateca.
- La zona norte ha sido la favorita para los nuevos desarrollos residenciales.
- La proliferación de negocios, comercios y otros servicios en esa zona de la ciudad.
y comprar un terreno residencial a las afueras de la ciudad (entre Mérida y Progreso en este caso) puede dejarte disfrutar de muchísimos años de paz, y al mismo tiempo suponer una excelente oportunidad para rentar en el largo plazo porque lo más probable es que la mancha urbana alcance tu propiedad.
El costo de la tierra es accesible al vivir a las afueras de la ciudad
El valor de la tierra a las afueras de la ciudad suele ser mucho menor que dentro de esta. Antes, ese valor estaba basado en la relación entre la oferta y la demanda, y en un mundo en globalización, tenía sentido. Todo el mundo quería vivir cerca de sus lugares de trabajo, en un apartamento o dentro de la zona metropolitana.
A medida que la nueva normalidad comience a volverse cotidiana y la demanda por tierra fuera de la ciudad incremente, el precio también lo hará. Y podemos decirte que es casi seguro que el consumo de estos territorios van a incrementar por dos sencillas razones:
- A raíz de la crisis económica provocada por el gran confinamiento, el poder adquisitivo se reduce y los terrenos baratos serán las mejores opciones para muchos.
- La sensación de seguridad que surge a partir del distanciamiento.
… Y esto se traduce en mayor plusvalía
Esto significa que el mejor momento para invertir en tierra a las afueras de la ciudad es ahora, sin importar si es como inversión o como parte del patrimonio. La plusvalía que se puede ganar comprando ahora es muy atractiva, y no debe pasarse por alto.
Hoy por hoy, el valor de la tierra se mantiene estable, pero si estás buscando una vivienda ahora mismo, estas son algunas buenas razones para vivir a las afueras de la ciudad. ¿Cuándo vas a comenzar a pensar en tu futuro?